La medida impulsada por la Comisión para el Mercado Financiero busca mejorar la seguridad bancaria, pero genera preocupación por su impacto en personas mayores no familiarizadas con sistemas digitales.
La eliminación de las tarjetas de coordenadas como método de autenticación para transacciones bancarias ha generado inquietud, especialmente entre adultos mayores. La Comisión para el Mercado Financiero (CMF) estableció que las entidades deberán implementar mecanismos más robustos, como la Autenticación Reforzada del Cliente (ARC), la cual exige al menos dos factores: algo que el usuario sepa (clave), algo que posea (como un dispositivo móvil) o algo que sea (biometría).
La medida busca elevar los estándares de seguridad frente a delitos informáticos, pero ha sido cuestionada debido a la brecha digital existente, especialmente en sectores con menor acceso o dominio de tecnologías. Se advierte que muchas personas mayores podrían enfrentar dificultades para realizar pagos o acceder a sus cuentas sin asistencia.
La normativa implica que todos los bancos deberán adaptar sus plataformas y obligará a las personas usuarias a contar con dispositivos compatibles con las nuevas formas de autenticación, lo que representa un desafío para una parte significativa de la población que no utiliza teléfonos inteligentes ni aplicaciones bancarias.
Si bien el objetivo es reforzar la protección ante fraudes y modernizar el sistema financiero, la medida deja en evidencia la necesidad de políticas de inclusión digital y acompañamiento para sectores rezagados, en particular las personas mayores.