COLUMNA Atacama y el desafío de una red eléctrica más inteligente

Por: Carmen Aguirre, Directora del Departamento de la Energía de la Universidad de Atacama

Atacama ha sido históricamente sinónimo de sol, minería y esfuerzo. Hoy, ese mismo territorio se proyecta como protagonista de una nueva transformación: liderar el salto tecnológico que modernizará la red de transmisión eléctrica en Chile y habilitará la transición energética del país, convirtiéndose en un nodo vital de la red energética nacional.

En tiempos donde el cambio climático exige decisiones audaces y la demanda eléctrica crece de forma exponencial, avanzar hacia redes inteligentes no es una opción: es una necesidad. Por eso, la llegada de la tecnología HVDC —corriente continua de alta tensión— representa mucho más que una mejora técnica. Es una redefinición de cómo se distribuye la energía renovable a lo largo del territorio. La instalación de una subestación convertidora en María Elena, como parte del proyecto Conexión Kimal–Lo Aguirre, permitirá transportar grandes bloques de energía limpia con mayor eficiencia, estabilidad y alcance, conectando el norte generador con los principales centros de consumo del país.

Este avance, sin embargo, no se limita a la infraestructura. Para que una red más robusta y flexible se vuelva realidad, se requiere también capital humano especializado, articulación regional y capacidades locales instaladas. Por eso es tan relevante que esta tecnología se despliegue en Atacama, una región que no solo aporta recursos naturales, sino también conocimiento, talento y vocación pública.

Desde el Departamento de Tecnologías de la Energía de la Universidad de Atacama hemos asumido ese desafío como propio. En nuestras aulas se están formando los técnicos y profesionales que, desde la operación, mantención e instalación de estas nuevas tecnologías, fortalecerán la infraestructura eléctrica del país. A través de programas de formación continua, investigación aplicada y vínculos directos con la industria, buscamos que nuestras capacidades académicas se traduzcan en soluciones concretas para la transición energética.

Porque si Atacama ha sido históricamente fuente de energía, hoy tiene también la oportunidad de liderar la infraestructura que hará posible el futuro. El futuro energético de Chile se está escribiendo en lugares como Atacama. Y quienes vivimos, enseñamos y aprendemos aquí, tenemos la convicción de que esta transformación —cuando se hace con sentido territorial— no solo ilumina ciudades: también enciende oportunidades.