Tras proyecto de ley “Hijito Corazón”: Las complejidades que esconde cuidar a un adulto mayor en Chile

La iniciativa busca enfrentar el abandono de personas mayores en el país, pero expone los vacíos estructurales del sistema de cuidados y las desigualdades que enfrentan las familias que asumen esta tarea.

Un nuevo proyecto de ley denominado “Hijito Corazón” busca abordar la crisis de abandono que viven las personas mayores en Chile. Impulsado por parlamentarios de distintos sectores políticos, el texto propone establecer nuevas obligaciones legales para los hijos, apuntando a garantizar una vejez digna para sus padres.

Entre las medidas contempladas, se considera la posibilidad de retener fondos previsionales a hijos que adeuden pensión alimenticia a sus padres, un acompañamiento obligatorio durante hospitalizaciones, y el aumento de las sanciones penales por abandono, elevando las penas desde un máximo de 540 días a hasta tres años de cárcel en los casos más graves.

El anuncio del proyecto generó amplio debate público, reflejando las tensiones que existen entre el deber filial y las realidades familiares marcadas por experiencias de abandono, maltrato o negligencia. En ese contexto, el debate sobre el alcance de la iniciativa se ha visto cruzado por la necesidad de establecer excepciones claras para situaciones de violencia o abuso durante la infancia.

Más allá del debate ético, el cuidado de personas mayores en Chile presenta serias barreras materiales. El Estado entrega ayudas limitadas para quienes asumen esta labor, como el programa de apoyo a cuidadores de personas con dependencia severa, que contempla un monto mensual máximo de $32.991. Esta cifra contrasta con el costo promedio nacional por contratar servicios de cuidado externo, que bordea los $500.000 mensuales, sin contar los gastos por adaptaciones en los hogares y otros insumos médicos.

A esto se suman factores como el desgaste psicológico de los cuidadores, la sobrecarga que recae en una sola persona dentro del núcleo familiar —generalmente una mujer— y la falta de corresponsabilidad entre hermanos u otros familiares, lo que agrava las condiciones en que se realiza este acompañamiento.

Diversas organizaciones sociales han advertido que el proyecto, aunque bien intencionado, no resuelve el problema de fondo: la falta de un sistema robusto de cuidados en el país. El abandono de personas mayores se presenta no solo como una falla individual, sino como la expresión de un sistema colapsado que no entrega apoyo ni condiciones dignas para los adultos mayores ni para quienes los cuidan.

La discusión actual pone de relieve la necesidad de avanzar hacia un Sistema Nacional de Cuidados que contemple financiamiento público, infraestructura, apoyo técnico y medidas que reconozcan las particularidades sociales y económicas de las familias chilenas.