La detección de la mosca del Mediterráneo en Arica y Parinacota generó un conflicto sanitario entre Chile y Perú, con repercusiones políticas, diplomáticas y económicas en el sector agroexportador sudamericano.
La aparición de la mosca del Mediterráneo (Ceratitis capitata) en la región de Arica y Parinacota desencadenó un conflicto bilateral entre Chile y Perú, países claves en la exportación de frutas en Sudamérica. Lo que comenzó como una alerta fitosanitaria escaló a un problema político y comercial que involucra cuestionamientos a los controles fronterizos, medidas legislativas en discusión y el riesgo de afectar la reputación sanitaria de ambos países en mercados internacionales.
El conflicto se originó tras la denuncia de autoridades chilenas sobre la presencia de la plaga en el norte del país, atribuyéndole el ingreso a Perú. La situación ocurre en un contexto donde Chile ha firmado nuevos convenios que facilitan la entrada de productos agrícolas peruanos, lo que generó críticas desde sectores políticos nacionales.
En paralelo, autoridades regionales de Tacna ya habían alertado en junio sobre el aumento de la mosca de la fruta en sus cultivos, lo que llevó al gobierno regional a solicitar un presupuesto adicional de cinco millones de soles para frenar su expansión. Se identificó que especies como guayaba, pacay y manzana aumentan el riesgo de proliferación.
Desde el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) de Perú se reafirmó la existencia de un programa de control fitosanitario activo desde 1998, auditado anualmente por países como Estados Unidos, Japón, Corea del Sur, Tailandia y Chile. El sistema incluye trazabilidad, laboratorios, inspecciones prediales y registro de exportadores, abarcando más de 1,6 millones de hectáreas agrícolas.
En respuesta a la crisis, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de Chile y el Senasa acordaron habilitar centros de tratamiento fitosanitario en Arica. Esta medida permitirá intervenir embarques potencialmente contaminados sin necesidad de retornar los productos al país de origen.
En el Congreso chileno se discute un proyecto de ley que busca endurecer los controles fronterizos, incluyendo sanciones y la eventual incautación de camiones con productos agrícolas contaminados. Sin embargo, sectores políticos han expresado preocupación por la lentitud en avanzar con esta legislación.
La Ceratitis capitata afecta más de 250 especies frutales y hortícolas. Sus impactos económicos pueden superar los US$2.400 millones anuales, dependiendo del grado de infestación. Entre enero y abril de 2024, Chile exportó 1,5 millones de toneladas de fruta por un valor de US$4.441 millones FOB, mientras que Perú alcanzó ventas agroexportadoras por más de US$12.700 millones, con presencia en más de 60 mercados internacionales.