Secreto y raro convenio de cooperación, caravana política y ratones ponen en el tapete la gestión del alcalde (s) comunista de Tierra Amarilla

La bomba noticiosa la explotó al cabo de la primera semana de enero el concejal de Recoleta, Mauricio Smok, cuando aseguró ante los medios de prensa capitalinos que “el municipio de Recoleta está quebrado; la comuna mantiene una gran cantidad de cuentas pendientes”.

De inmediato, tal como se esperaba, esta aseveración del concejal UDI fue desmentida tajantemente por el mismo alcalde Daniel Jadue, aduciendo una contra campaña política de la derecha; sin embargo, ayer quedó en evidencia con hechos concretos la veracidad de los cargos formulados por el edil fiscalizador, luego de la protesta que realizaron trabajadores de esa corporación edilicia, exigiendo el pago de tres meses de sueldos atrasados, a lo cual habría que agregar lo que precisó el concejal Smok: “No hemos pagado la cuenta de luz desde octubre del año 2019 y estamos atrasados más de un año con los pagos de la basura”.

Sin duda, malas señales que reflejan una deficiente administración de quien incluso pretende llegar a la primera magistratura del país. Al parecer, definitivamente, al alcalde comunista le está lloviendo sobre mojado, porque recordemos que también está en la mira de los entes fiscalizadores y persecutores de nuestro país por una presunta participación suya y de ese municipio en la red de corrupción del caso denominado “luminarias leed”, donde el municipio de Recoleta contrató un servicio de instalación de luminarias a un valor superior al MILLON DE PESOS por cada foco, en tanto que el precio de mercado de estos elementos fluctúa entre los 100 mil y 200 mil pesos.

¿Y por qué este tema habría de interesar a los vecinos y vecinas de Tierra Amarilla? Simplemente, porque el municipio recoletano que, a la luz de estos hechos, tiene muy poco que aportar a la comuna minera, suscribió un convenio de cooperación con el municipio de Tierra Amarilla, encabezado por el alcalde suplente Cristóbal Zúñiga, que incluye el traspaso mutuo de fondos, para la supuesta ejecución de una serie de programas a ejecutar en el lapso de tres años, algo ilógico para muchos, considerando que este último estará en el cargo solamente hasta marzo.

EL FAMOSO CONVENIO

Cabe recordar que el 22 de septiembre del año pasado, el Concejo Municipal de Recolecta aprobó el convenio de colaboración con la comuna de Tierra Amarilla, el cual un par de semanas después fue suscrito por ambos alcaldes. En lo sustancial, este acuerdo pretende sacar adelante una serie de iniciativas que -según el papel- buscan traer ayuda social a los vecinos de la comuna minera.

Sin embargo, el común de los vecinos de Tierra Amarilla poco y nada sabe de este acuerdo que no aparece en la página de transparencia de la Municipalidad de la calle larga y apenas una pequeña nota en Facebook, en la cual se lee que “Esta iniciativa municipal busca llevar solución a los municipios y a los vecinos, mediante proyectos, programas, equipos de trabajo e ideas destinadas a contribuir con el medio ambiente, el turismo, la salud u otros fines que les sean propios. Para ello se contempla la capacitación y el perfeccionamiento del personal municipal (…)”.

No obstante, surgen dudas en la comunidad tierramarillana, debido al secretismo con que se manejó este convenio que, como lo dijo el mismo alcalde (s) Cristóbal Zúñiga Arancibia, “nos permitirá tener apoyo técnico para llevar la ayuda que la gente necesita”.

Para los críticos a la gestión del edil ligado al Partido Comunista, este documento  no es más que el subterfugio legal para amparar la injustificada masiva llegada de una veintena de funcionarios del municipio Recoletano a Tierra Amarilla, respecto de quienes no pocos los han tildado de “agentes políticos del PC”, al amparo del texto que señala “que ambas municipalidades se comprometen a asesorar técnicamente con el apoyo de personal adecuado para estudiar, evaluar, analizar y ejecutar programas de carácter social, de seguridad pública, cultural, de salud, tecnológico, entre otros”.

Al ser consultados telefónicamente algunos dirigentes vecinales de la comuna minera, reconocieron no tener la más mínima idea del contenido del convenio ni sus alcances, mientras que otros estiman que no es más que una argucia legal para  favorecer a un municipio quebrado. Así de simple y todo esto con el silencio stampa de los concejales.

PREGUNTAS SIN RESPUESTAS

En este contexto, nuestro medio hizo llegar al Departamento de Comunicaciones del municipio tierramarillano un cuestionario que, hasta el momento de la edición de esta nota (cuatro días después), aún no ha sido respondido y que compartimos con nuestros lectores como complemento de esta crónica, porque son las preguntas que se hacen los tierramarillanos.

1.- ¿Cuántos profesionales de Recoleta ha acogido Tierra Amarilla hasta el momento y, por contrapartida, cuántos ha enviado Tierra Amarilla a la comuna capitalina y con qué fines?

2.- ¿Los funcionarios provenientes de Recoleta asumen de su propio peculio el gasto correspondiente al arriendo personal en Tierra Amarilla y los traslados en avión?

3.- Al respecto, ¿no encontró el alcalde Zúñiga los profesionales idóneos en su comuna o en el resto de la región para invitarlos a trabajar bajo su administración?

4.- En materia habitacional, ¿por qué no firmar un acuerdo con la Cámara Chilena de la Construcción, capítulo Atacama, como asesora para proyectos inmobiliarios sociales?

5.- Siendo la actual administración municipal de Tierra Amarilla, prácticamente de “transición”, (sólo 4 meses) porqué la primera acción es acometer un convenio de tres años con un municipio quebrado y cuestionado, comprometiendo la gestión del futuro alcalde que resulte electo en Tierra Amarilla.

LOS GUARENES Y LA MARCHA

Como si lo anterior fuese poco para no dejar dormir tranquilo al abanderado del comunismo en la próxima elección municipal, hace pocos días también se salió del margen de la ley al realizar una caravana política propagandística por las calles de su ciudad, sin además respetar los protocolos sanitarios que indican cantidad de personas participantes y el distanciamiento social debido. “Las caravanas políticas no están permitidas aún”, aclaró en esa ocasión a este Diario la propia directora del Servel Atacama, María Isabel Barón, dejando en claro el imprudente accionar del edil.

Y la guinda de la torta del desaguisado comunal vino este lunes, con el cierre de las dependencias municipales por parte de la autoridad sanitaria regional, debido a la abundante presencia de fecas de roedores en distintos puntos del provisorio edificio consistorial, lo que -según averiguaciones de nuestro medio- habría sido puesto en conocimiento de las autoridades de Salud por algunos trabajadores del mismo municipio que se venían quejando desde hace semanas de esta irregularidad, sin que se hubiese subsanado oportunamente. Lo curioso fue la explicación dada por el mismo alcalde Zúñiga a través de su página de facebook, al aseverar que la observación fue fortuita, porque el personal de Salud había concurrido a comprobar supuestos casos de covid, ya que “últimamente hemos tenido una seguidilla de casos positivos”. (sic). Este desliz verbal lo llevó a bajar su propia página, porque si damos crédito a esa razón, debió haber ordenado el cierre inmediato de las puertas del municipio y haber puesto en cuarentena a todo su personal, como mandan los protocolos sanitarios… Pero, al parecer, la contingencia lo sorprendió y cayó víctima de su propia verdad.