La situación del puente Añañuca, principal vía de conexión del sector sur de Vallenar, volvió durante los últimos días del año, al centro de la preocupación pública tras las recientes protestas vecinales, nuevos daños por colisiones vehiculares y las dudas persistentes sobre el estado de esta infraestructura estratégica.
Frente a este escenario, el alcalde de la comuna, Víctor Isla, abordó el tema en radio Estrella del Norte hace unos días, entregando explicaciones técnicas y administrativas, aunque el caso vuelve a poner en evidencia la responsabilidad de las autoridades en la gestión oportuna de obras críticas para la comunidad.
La autoridad comunal fue enfática en descartar un riesgo de colapso del puente, señalando que los daños existentes se concentran en la carpeta de rodado y en los tableros, y no en los cimientos de la estructura. Sin embargo, el deterioro visible y los reiterados incidentes han mantenido la inquietud de los vecinos, quienes desde hace meses vienen advirtiendo sobre el mal estado del puente y la falta de soluciones definitivas.
Uno de los puntos clave expuestos es el prolongado vacío institucional que afectó al Puente Añañuca durante años. Construido originalmente por empresas privadas en la década de los 80, el viaducto permaneció hasta hace poco tiempo bajo esa condición, lo que impedía legalmente la inversión de recursos públicos.
Recién este año fue declarado Bien Nacional de Uso Público, habilitando al municipio para impulsar un proyecto de reparación, una gestión que, aunque relevante, llega tras un largo periodo sin intervenciones estructurales de fondo.
El proyecto de reparación también ha evidenciado limitaciones en la planificación y en la disponibilidad de recursos. Lo que inicialmente se estimó en 100 millones de pesos terminó triplicándose tras el desarrollo técnico del diseño, obligando a recurrir al financiamiento del Gobierno Regional. Actualmente, la iniciativa se encuentra en etapa de evaluación, sujeta a observaciones técnicas y a la obtención de permisos sectoriales del Ministerio de Obras Públicas y del Sistema de Evaluación Ambiental, debido a la presencia de humedales urbanos en el sector.
Según las proyecciones entregadas, si los trámites avanzan sin nuevos retrasos y el financiamiento es aprobado, las obras podrían comenzar durante el primer semestre de 2026, con una eventual entrega a mediados de ese año. Plazos que, para los vecinos del sector, resultan extensos considerando que el puente es utilizado a diario y que su deterioro es un problema conocido desde hace años.
En cuanto a las manifestaciones ciudadanas, desde el municipio se señaló disposición al diálogo, aunque se cuestionó que no existieran solicitudes formales de reunión previas a las protestas. No obstante, el trasfondo del conflicto apunta a una sensación de abandono y a la falta de respuestas oportunas, elementos que suelen detonar este tipo de movilizaciones cuando la comunidad percibe que sus advertencias no son atendidas con la urgencia que la situación amerita.
Mientras se anuncian nuevas reparaciones transitorias, el caso del Puente Añañuca vuelve a instalar un debate de fondo: la responsabilidad de las autoridades locales y regionales en anticiparse al deterioro de infraestructuras críticas, asegurar una planificación eficiente y garantizar que la conectividad y la seguridad de los vecinos no queden supeditadas a largos procesos administrativos. Un desafío pendiente que, para muchos habitantes de Vallenar, ya no admite más dilaciones.
Fuente: El Noticiero Del Huasco