Atacama crece económicamente, pero el empleo no sigue el mismo ritmo

Pese al alza del PIB y el dinamismo minero, la Región de Atacama enfrenta una alta tasa de desocupación y una baja en el empleo minero. Las brechas de género y la informalidad siguen siendo desafíos persistentes.

La Región de Atacama registró un crecimiento económico significativo durante el primer trimestre de 2025, con un aumento del 7,7% en su Producto Interno Bruto (PIB) regional, impulsado principalmente por el sector minero, cuyo IMACEC experimentó una expansión del 10,7%. Sin embargo, este repunte no se ha reflejado de manera proporcional en el mercado laboral.

Según el último Termómetro Laboral elaborado por el Observatorio Laboral del SENCE y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la región alcanzó una tasa de ocupación de 60,2% durante el trimestre marzo–mayo, ubicándose como la cuarta más alta del país. A su vez, la participación laboral llegó al 66,7%, superando el promedio nacional en 4,5 puntos porcentuales.

Pese a estas cifras, la tasa de desocupación alcanzó un 9,7%, lo que representa un aumento interanual de 0,5 puntos porcentuales y sitúa a la región por sobre el promedio nacional (8,9%). El desempleo masculino fue el principal factor de este incremento, con una subida de 1,3 puntos en un año, mientras que la desocupación femenina mostró una leve baja de 0,5 puntos.

El informe también advierte una caída en el empleo minero, a pesar del fuerte crecimiento del sector. La cantidad de personas ocupadas en minería disminuyó un 9,2% interanual, reflejando una desconexión entre productividad y empleabilidad. Por el contrario, sectores como Enseñanza (+13,7%) y Comercio (+10%) registraron las mayores alzas en la ocupación.

En cuanto a las condiciones laborales, se observó una leve disminución en las horas semanales trabajadas, bajando de 43,5 horas en 2022 a 42,6 horas en 2025, lo que se asocia a la implementación gradual de la reducción de la jornada laboral. Esta caída fue más pronunciada en mujeres (-3,1%) que en hombres (-1,3%).

Un dato relevante es el aumento de la fuerza laboral potencial (+7,7%), es decir, personas disponibles para trabajar pero que no están buscando empleo activamente. En el caso de las mujeres, la principal razón para no integrarse al mercado laboral siguen siendo las responsabilidades familiares, mientras que en los hombres predominan los estudios y la jubilación.